Las ciudades no las hicieron las mujeres y los hombres para mejorar materialmente en sus artificios, sino para volverse mejores seres humanos.
Dra. Estefanía Chávez Barragán
¿Por qué es importante señalar el Día Internacional del Urbanismo no como una celebración simbólica, sino como un espacio para la reflexión crítica? Cada 8 de noviembre, esta fecha nos invita a cuestionar el rumbo que están tomando nuestras ciudades y a reconocer el papel indispensable que el urbanismo desempeña en la construcción de entornos más justos, sostenibles e inclusivos. En un mundo donde más del 70% de la población vivirá en áreas urbanas para 2050, según la ONU, la planificación urbana no es solo relevante: es vital para el bienestar de las sociedades futuras.
En México, esta fecha cobra un significado especial en un contexto marcado por una urbanización acelerada que ha dejado al descubierto carencias profundas. La congestión, el acceso desigual a servicios básicos y la fragmentación de los espacios urbanos exigen soluciones críticas y multidisciplinarias. Desde 2016, el Día del Urbanista Mexicano busca reconocer y dignificar el trabajo de quienes se enfrentan a estos retos complejos, contribuyendo a que nuestras ciudades sean espacios de convivencia y desarrollo humano.
Entre las figuras clave del urbanismo en México, la Dra. Estefanía Chávez Barragán (1932-2020) ocupa un lugar central por su enfoque innovador e inclusivo en la manera de entender y estudiar las ciudades. Fundadora de la carrera de Urbanismo en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Chávez Barragán fue pionera en introducir la perspectiva de género en el urbanismo, subrayando la importancia de un diseño urbano que reconozca las diversas realidades de quienes habitan los espacios públicos.
Para ella, el urbanismo no era solo una labor técnica, sino una herramienta de transformación social. Su legado invita a imaginar ciudades más equitativas, donde los entornos urbanos no solo respondan a necesidades físicas, sino que reflejen dignidad y justicia social. Chávez Barragán veía a la ciudad como un reflejo de la historia y las aspiraciones de sus habitantes, un “archivo urbano de la historia social” que debe preservarse y mejorarse de acuerdo con las memorias y necesidades colectivas.
Su perspectiva, que desbordaba los métodos convencionales del urbanismo, postulaba que la ciudad tiene un papel fundamental en nuestra humanización y debe ser un espacio de pertenencia e identidad cultural compartida. Bajo esta visión, el trabajo de los urbanistas debe trascender la infraestructura para reconocer y preservar el patrimonio cultural y emocional de sus comunidades, construyendo espacios que promuevan la inclusión y fortalezcan los lazos comunitarios.
Definir el urbanismo implica mucho más que proyectos arquitectónicos o intervenciones en el paisaje urbano. Es un campo interdisciplinario que observa la ciudad como un sistema de dinámicas sociales, políticas y económicas, y donde los urbanistas abordan problemáticas complejas como la movilidad, la accesibilidad y la revitalización de espacios deteriorados. La formación de urbanistas demanda conocimientos de sociología, historia, economía y derecho, porque solo mediante esta comprensión se puede incidir en la vida de la ciudadanía y mejorar su calidad de vida.
A pesar de los avances en el campo, nuestras ciudades siguen enfrentando retos urgentes. La falta de espacios verdes, la segregación socioespacial, la inseguridad y el avance de la gentrificación son síntomas de un modelo urbano que a menudo deja fuera las necesidades humanas.
El urbanismo, entendido desde una mirada crítica, debe responder a estos desafíos y promover entornos que fomenten la cohesión social y el respeto al medio ambiente. La colaboración entre autoridades, comunidades, sector privado y profesionales del urbanismo es clave para alcanzar un desarrollo urbano que realmente beneficie a sus habitantes.
En este Día Internacional del Urbanismo, el llamado es claro: la planificación urbana no puede ser un ejercicio abstracto ni desvinculado de quienes habitan los espacios. Requiere escuchar activamente a las comunidades y dar respuesta a sus necesidades reales. Solo a través de un urbanismo inclusivo, comprometido y crítico, lograremos que nuestras ciudades se conviertan en verdaderos espacios de desarrollo humano.
Como señalaba la Dra. Chávez Barragán, el urbanismo tiene el poder de transformar realidades. Frente a los desafíos contemporáneos, el compromiso de urbanistas, autoridades y ciudadanos debe orientarse hacia la creación de ciudades habitables, equitativas y resilientes, donde las generaciones futuras encuentren un legado de sostenibilidad y justicia.
En efecto la planeación participativa es indispensable para que la población intervenga, opine y se apropie de las propuestas que se generan para el desarrollo urbano de una localidad. El urbanismo podría ser el instrumento a través del cual, actores con diversas formaciones o especialidades, concurren para establecer soluciones o propuestas que permitan un desarrollo urbano sostenible. En esto cabemos todos, pues la planeación no puede ser ajena a quien la habita. El día del urbanista pues, debiera ser una oportunidad para la reflexión, el balance de evaluar el eterno debate entre la ciudad deseable y la ciudad posible. Felicidades por estos temas. Saludos.
Muchas gracias, Marco, por tu comentario tan reflexivo y enriquecedor. Coincidimos plenamente en que la planeación participativa es clave para construir ciudades que verdaderamente respondan a las necesidades de quienes las habitan. El urbanismo tiene ese potencial transformador de reunir perspectivas diversas para imaginar y materializar un desarrollo urbano sostenible. Creemos, como tú, que la ciudad deseable y la ciudad posible pueden acercarse cuando existe voluntad colectiva, apertura al diálogo y compromiso por parte de todos los actores involucrados. Agradecemos mucho tus palabras y que formes parte de esta conversación. ¡Saludos!